Amor mío,
Perdóname por haber obrado tan torpemente, no he depositado confianza en el curso del tiempo y he dejado de lado el sentido común solo por saciar ésta ansiedad de estar contigo.
Esta noche por fin me he deshecho del miedo. Lo he tirado a la basura. No sabia si deshacerme de el depositándolo en el contenedor amarillo, destinado a los plásticos, en el gris, destinado a los residuos orgánicos, en el verde, para los cristales o en el azul para el papel y el cartón.
He decidido depositarlo en el gris, basicamente porque los otros contenedores, pretenden reciclar y reutilizar los restos, y yo no quiero que ningún otro herede mi miedo reciclado. Que se quede ahí, en el vertedero, acumulando polvo y olvido. Así, más ligero de equipaje emocional, puedo amarte más y mejor y te lo voy a demostrar cada día.
Sigo tachando horas como quién quita días en el calendario. Ya queda menos para nuestro abrazo.
Acompañáré a mis sobrinos al zoo.
Te cuento a la vuelta nuestras aventuras con los delfines, los lemures y los leones.
Te beso apasionadamente,
Gorrión de papel.
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