Buscar este blog

Luna tucama por Billy Quinteros y mi hermosa madre.

Demasiado corazón - Tomás Lipán.

martes, 6 de marzo de 2012

Carta de la hija mayor de Galileo Galilei a su padre.


Cuando Galileo no se casó con la veneciana Marina Gamba –su compañera por varios años- condenó a la ilegitimidad a sus tres hijos. La situación fue particularmente grave para las dos niñas de 12 y 13 años que sin dote ni posibilidades de matrimonio, fueron encerradas en el convento San Mateo de Arcetri. 

Virginia, la hija mayor, tomó el velo en 1616 y escogió en esos momentos llamarse Sor “María Celeste”, por devoción a la Virgen María y Celeste, en celebración al descubrimiento de las primeras fisuras en el cielo para ver las estrellas de su padre.


A la muerte del astrónomo, filósofo, matemático y físico Galileo Galilei, fueron encontradas 124 cartas escritas por Virginia, desde 1623 a 1634.
Esta correspondencia –cuidadosamente conservada- no sólo ayudó a conocer íntimamente al hombre que el Santo Oficio condenó por herejía, también son el único recuerdo de una Hija excepcional.



Desde su claustro, Sor María Celeste compartió los descubrimientos y publicaciones de su padre," la visión" de esos ojos que miraban al cielo a través de sus telescopios, la primera ley del movimiento, el determinado apoyo al copernicanismo, el rechazo a las ideas aristotélicas. ¿Qué opinaba esta religiosa, atrapada no sólo en un convento, también entre las ideas contrapuestas de sus dos amores, la iglesia y su padre? ¿Qué sintió cuando la Inquisición juzgó y castigó a Galilei por defender la teoría heliocéntrica y fue obligado a reconocer públicamente un error que no era un error?
Una primera carta escrita al enterarse de la condena infligida por la Inquisición, que Galileo aceptó en estos términos: “Yo, Galileo Galilei, he abjurado con lo antedicho de mi propio puño”. La sentencia comenzaba así: “Decimos, proclamamos, sentenciamos y declaramos que vos, Galileo, en razón de las cuestiones que ha sido expuestas en el juicio y vos habéis confesado, según el veredicto de este Santo Oficio, sois declarado altamente sospechoso de herejía principalmente por haber sostenido y creído en la doctrina, que es falsa y contraria a las Sagradas Escrituras, de que el Sol es el centro del mundo …”.
La carta de la hija de Galileo, una verdadera carta de amor por su padre, dice así:

“Ilustre y queridísimo padre. Tan súbita e inesperadamente como las noticias de vuestro nuevo tormento llegaron hasta mí, señor, así desgarró mi alma dolorosamente el hecho de conocer la sentencia que finalmente se ha dictado y por la que se os censura a vos tan severamente como a vuestro libro. […]Mi queridísimo señor padre, ahora es el momento de valeros más que nunca de la prudencia que Dios os ha dado para soportar este golpe con esa fortaleza de espíritu que vuestra religión, vuestra profesión y vuestra edad precisan. Y como vos, en virtud de vuestra vasta experiencia, podéis acallar estas afirmaciones gracias al conocimiento pleno de la falsedad y mudanza de todas las cosas de este desdichado mundo, no debéis dejaros llevar demasiado por la tempestad, sino más bien alimentar la esperanza de que pase pronto y transforme las preocupaciones en serenidad.Os digo todo esto al dictado de mis propios deseos y también de lo que parece ser un augurio de indulgencia hacia vos por parte de su santidad, señor, que os ha enviado a prisión a un lugar tan encantador, con lo cual podemos esperar otra conmutación de vuestra pena que esté aún más de acuerdo tanto con vuestros deseos como con los nuestros; quiera Dios que acaben así las cosas, si fuera para mejor fin. Mientras tanto, os ruego que no me dejéis sin el consuelo de vuestras cartas ni sin darme noticias de vuestro estado, tanto físico como sobre todo espiritual. Aunque termino aquí mi carta, nunca dejo de acompañaros con mis pensamientos y mis oraciones con los que pido a Su Majestad divina que os proporcione paz y consuelo verdaderos.
En San Matteo, a 2 de julio de 1633. Vuestra hija afectísima, S. M. Celeste”




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Milonga de mis amores.