Oscilo entre el entusiasmo y el temor.

 Deliciosa mujer,

Debo decirte que, 

   Miguel Ángel era un maniaco depresivo que se retrató a sí mismo como mártir flagelado en su cuadro y padecía de gota. 

   Van Gogh era epiléptico, se cortó una oreja porque no soportaba los zumbidos y mareos que le ocasionaba el síndrome de Meniere y finalmente se suicidó.

   Benvenuto Cellini, el escultor, contrajo a los 30 años sífilis.Joan Miro tenía depresiones profundas y en ocasiones pensamientos suicidas.

   El bailarín Nijinski era esquizofrénico.

   Edvar Munich era esquizofrénico, Berlioz, De Quincey, eran opiómanos.

Modigliani era alcohólico.

   Henry Matisse dejo la abogacía por una apendicitis.

Durero era depresivo.

   Robert Schuman solamente empezó a componer después de que se le paralizara la mano derecha y eso terminara con su carrera de concertista de piano.

   Nietzche sufria una sífilis terciaria.

   Mozart tenía uremia. A Paul Klee le mató un escleroderma que le encogió las articulaciones y los músculos hasta el fin. No olvidemos a Frida Kahlo y la espina bifida que le llenaba las piernas de llagas sangrantes. Lord Byron y su pie deforme. Las hermanas Brönte y su tuberculosis. Mark Rothko y su suicidio. Jonathan Swift y su síndrome de Meniere: los mareos y la sordera le arruinaron la vida. La amargura le hizo escribir sus mejores sátiras: Los viajes de Gulliver y Una Humilde Propuesta, donde sugería que los británicos podían sobrevivir comiéndose las existencias crecientes de niños irlandeses.El frances Watteau y su tuberculosis. Oscar Wilde y su sífilis.

   Paganini, el mejor violinista de todos los tiempos, sufría la tuberculosis, la sífilis, la osteomielitis en la mandíbula, la diarrea, las hemorroides y las piedras en el riñón. Tenia el síndrome de Ehlers-Danlos, una enfermedad congénita que le dejo las articulaciones tan flexibles que podía doblarse el pulgar hacia atrás hasta tocarse la muñeca.

   Baudelaire y Teofilo Gautier fundaron "el Club de Hachichiens", ellos, bajo el efecto del hachís agudizaban sus sentidos al punto de "escuchar" el sonido de los colores; Borges, Milton, Joyce o Rodin se quedaron ciegos. Dicen que la inspiración necesita enfermedad, heridas y locura. 

   De acuerdo con Thomas Mann, los grandes artistas son grandes inválidos. ¿Crees qué es cierto cielo? Estoy pensando en ponerme a escribir, pero oscilo entre el entusiasmo y el temor de todos los principios.

   Leo una novela tras otra y pienso, yo también puedo, yo también quiero.

   Se me antoja un camino complicado, largo y lleno de contratiempos y sin embargo, tengo la intima sensacion de que me voy a marchitar si no ejercito activamente alguna inquietud artistica.

   Tal vez hasta ahora haya sido demasiado feliz para escribir. Dime qué opinas. 

Te beso con poca cordura 

                                                           Tuyo, Gorrión de papel.